“Mi confrontación con la docencia”
Este trabajo que presento es mi experiencia personal sobre cómo llegué a ser maestro, qué pienso de ser profesor y lo quiero compartir con ustedes. Es una reflexión sobre el trabajo realizado en el primer módulo de la especialidad.
Mi profesión de origen y cómo llegué a ser docente
Desde pequeño siempre quise estudiar Ingeniería Civil debido a que como me crié junto con mis hermanos en casa de mis abuelos, ahí llegué a fijarme como modelo al más joven de mis tíos que precisamente estudiaba esa carrera. Por eso, cuando iba a estudiar la preparatoria me decidí por un CBTIS con especialidad de Técnico en Construcción.
A mitad del bachillerato llegó al plantel un joven Ingeniero Químico recién egresado de la Universidad de Guanajuato. Nos impartió varias materias, entre ellas Química, en la cual sobresalí con respecto al resto de alumnos del plantel. Antes de concluir la preparatoria participé en un Concurso Estatal en Sonora de Química, Física y Matemáticas de todos los CBTIS. Logré quedar en tercer lugar, lo que fue algo muy significativo para mí ya que yo nunca cursé una carrera con perfil químico-biológico. Eso fue lo que hizo que abandonara mis planes iniciales y me decidiera a estudiar Ingeniería Química.
Haciendo el Servicio Social en la carrera, tuve oportunidad de efectuarlo dando clases de regularización de Matemáticas a alumnos de Secundaria, así que imagínense: alumnos adolescentes, reprobados, con más ganas de hacer relajo en vez de aprender, fue un caos ese primer contacto con la acción de impartir conocimientos a otros.
Trabajé en Control de Calidad en una planta proveedora de pinturas para la Planta Ensambladora Ford de Hermosillo, pero me retiré de ahí por la gran cantidad de solventes a los que se ve expuesto cualquiera en ese tipo de plantas. Posterior a eso fui a Chihuahua y Guadalajara pero por más solicitudes de empleo que hice a empresas donde pudiera ejercer mi profesión no lo conseguí, así que estuve trabajando algunos años en un negocio familiar de frutas al mayoreo.
Un amigo mío que trabajaba en Conalep, me comentó que estaban buscando a un maestro para impartir clases de Química y me interesó eso; fui a la entrevista y me quedé; de eso fue ya en 1999 y hasta la fecha sigo en la docencia. O sea, puedo decir que nunca decidí ser profesor, pero al experimentarlo llegué a sentir la misma pasión que aquel joven Ingeniero Químico que me brindó todo su apoyo y estímulo para superarme en la preparatoria.
Inicié dando clases de Química, solo fueron para iniciar 4 horas a la semana, las 4 horas más largas de la semana, ya que ni idea de cómo presentar el contenido de la materia a mis primeros alumnos. Me decía a mí mismo que ellos no podían saber más que yo sobre el asunto de la Química, pero me fui dando cuenta de que no era simplemente eso, sino de cómo transmitírselo a ellos. Como menciona Esteve en su escrito, tenía que rebajar mi estilo para ponerlo a disposición y alcance de mis muchachos en clase. Luego me asignaron Biología y como en aquel entonces no teníamos base ningún maestro y aunque ya había aumentado mis horas a 12 o 15 por semana, conseguí dar clases de Química, Biología y Física en una escuela preparatoria particular incorporada al COBACH.
Lo que pienso de ser docente. Satisfacciones e inconformidades
Lo que pienso al respecto queda resumido en esta experiencia:
Mi primer hija, Shelsy, nació en 1998 y a la edad de 2 años le dio un tal síndrome urémico-hemolítico y tras tenerla internada 16 días en terapia intensiva, durmiendo mi esposa y yo en el suelo de la sala de espera del hospital todos los días, tristemente se durmió en la muerte. He perdido a mi padre, abuelos, tíos y amigos, pero no hay sentimiento comparable a la pérdida de un hijo. No quería saber nada de nada. Quería hacer algo diferente, por lo que decidí trabajar en un campo de golf, teniendo la idea de que me iba a ir mejor que de maestro y salir adelante con todas las deudas que adquirimos en ese tiempo. No aguanté mucho, solo un semestre perdí en la escuela ya que lo del golf aunque es muy bonito, no era lo mío; prefería ganar menos, pero estar haciendo lo que tanto me daba satisfacciones. Así es que volví de nuevo a mi plantel, a mis alumnos, cosa que no reemplaza a mi hija pero que me deleita hacer y hace que sienta que tengo muchos “hijos e hijas” que aprecian lo que hacemos por ellos los maestros y hasta la fecha sigo parado ahí, al pie del cañón, como se dice.
Cada día de clases es diferente, aunque imparta la misma materia a diferentes grupos, no puedo hacerlo de la misma forma, tengo que utilizar diversas estrategias dependiendo del número de alumnos en cada grupo, la especialidad que cursan, el estilo de aprendizaje de ellos, etc. eso representa mucha preparación pero me gusta hacerlo. Procuro hacer uso de videos, de proyectores (cañón), Internet, prácticas en el Centro de Cómputo, dinámicas grupales, encuestas, debates o todo lo que sea necesario para lograr el propósito de la sesión de clases. El asunto de pasar lista de asistencia sí lo hago, no tanto porque la use como factor determinante en la calificación del alumno, sino más bien porque es la evidencia en cualquier caso en que tanto un alumno, como un padre de familia solicite información al respecto.
Disfruto mucho el dar clases. Prefiero estar frente a grupo que hacer otro tipo de actividades. Profesionalmente hablando, lo mejor que me ha pasado desde que terminé mi carrera, es haber llegado a ser profesor, gozo de la mejor profesión de todas, de la cual aunque pase el tiempo te rejuveneces en muchos sentidos.
Satisfacciones las experimento a diario con mis alumnos, compañeros maestros y administrativos, pero la mayor de ellas la recibo cada año, después de la conclusión de cada semestre par, en las graduaciones. El haber tenido por 3 años a unos jovencitos recién egresados de la Secundaria con muchas inquietudes, rebeldía, problemas familiares, apatía, burlones, violentos, etc. y verlos culminar sus estudios de Nivel Medio Superior es una gran satisfacción, ya que saber de los sacrificios que hacen muchos de ellos, así como los desvelos de uno como profesor con tal de entenderlos, prepararlos, capacitarlos y evaluarlos, cuando los ves convertidos en jóvenes con ganas de seguirse preparando, eso hace que sientas que ha valido la pena tu esfuerzo. No es lo que me pagan como profesor, porque en realidad no es mucho, sino el goce de ser un profesor lo que me mantiene en la docencia. Es cuando en esencia comprendemos lo que es ser un “profesor de humanidad”, haber colaborado en hacer nuestra parte de prepararlos para la vida, no para un examen.
Me siento tan orgulloso al ver a mis alumnos graduándose, es ya un ritual que no me lo pierdo. Recibir las muestras de agradecimiento y afecto de alumnos que no solo tuviste por 6 semestres, sino que llegan a estar ligados a ti de por vida. No se trata de objetos de los cuales te olvidas y ya, han dejado huella en tí, ya que yo también he aprendido de ellos. Mientras mejor conozco a mis alumnos, mejor podré hacerlo con mi propia hija cuando atraviese ella por circunstancias similares a las de ellos.
Inconformidades hay muchas también, la mayor a la que hago frente es a la división sindical; en Conalep Sonora hay 3 sindicatos de docentes, cosa poco regular, así que desde la asignación de materias, hasta basificaciones está muy competido todo. Yo soy neutral en asuntos políticos, incluso el año renuncié al sindicato que tiene la titularidad porque ya se veía anunciada una huelga que duró 3 semanas, parando la actividad en pleno inicio de semestre; no me quise ver envuelto en ese tipo de paros por lo que renuncié a tiempo al sindicato; todo ello afecta a los alumnos, logra que algunos ya no vean tu institución como primera opción, otros optan por cambiarse de subsistema, te critican como maestro, porque para la sociedad simple y sencillamente son los maestros los que efectuaron la huelga. Qué lamentable me parece que para poder lograr cualquier beneficio laboral se tengan que dar este tipo de situaciones, me avergüenza la política.
El carecer de recursos y material didáctico también es otra inconformidad, por mi cuenta he siempre hecho una requisición de material para prácticas de laboratorio y nunca se nos provee ni de lo más básico, por lo mismo también he solicitado apoyo para conseguir algún software educativo que nos permita de forma virtual realizar las prácticas. En lo que eso se consigue, tengo que ser creativo y contextualizar a la realidad de mis alumnos el conocimiento.
Lo que ha significado el ser docente en la EMS.
Desde el momento en que el alumno pregunta ¿para qué me van a servir las matemáticas o la química?, eso me motiva a prepararme mejor y vivir el conocimiento, como dice Esteve, lanzar el anzuelo y lograr que pique en un grupo de alumnos.
Como Conalep siempre se ha interesado en dar capacitación docente a sus profesores, he tratado de aprovechar al máximo cualquiera de ellas, me he inscrito en todas las que he podido ya que mi perfil original no es la docencia, lo que me hace consciente de mis carencias en lo pedagógico. He aprendido a ser como lo señala Esteve, un profesor a base de ensayo y error. Como dice el mismo relato, un profesor es un regalo de Dios y así considero yo a los maestros que he tenido, de no ser por ellos no habría escalonado tanto en la escalera de la vida.
El dar clases en la EMS ha significado satisfacciones, compromiso, aprendizaje, compartir, practicar más la empatía, hallar mi propia identidad asumiendo el rol que me corresponde, ser y dejar un buen ejemplo a los demás.
Si pudiera regresar en el tiempo volvería a estudiar Ingeniería Química, porque me encanta la Química, pero en definitiva me dedicaría a la enseñanza, no tendría que pensarlo dos veces.
No podemos quedarnos rezagados en un contexto de globalización de un mundo cambiante en todos los sentidos, abarcado en ello también la educación.
Coincidimos la mayoría del grupo 269 en que nuestros alumnos son nuestra mayor preocupación y por lo mismo es que estamos cursando esta especialidad para adquirir las habilidades, conocimientos y herramientas que la Universidad nos negó por no ser maestros de carrera, pero lo somos por humanidad. Ahora pienso y reflexiono por qué en las Universidades no se imparten a cualquier carrera como materias optativas las relacionadas a la pedagogía en lugar de música u otras cosas como fue mi caso cuando estudié; ningún profesionista debe descartar la posibilidad de toparse con la casualidad de hacerla de profesor algún día y si así fuera, tengan por seguro que no la abandonaría, al igual que nosotros.
Cada semestre tengo una Evaluación Docente, en la que otros maestros hacen una observación de mi sesión de clase, aprecio los comentarios y observaciones que estos hacen sobre mi desempeño en el aula. Dicha Evaluación Docente va acompañada de otras evaluaciones y para mí la más importante es la Evaluación Estudiantil, la que mis alumnos hacen de mí como profesor. De un grupo a los que imparto clase se entregan los formatos para que ellos nos evalúen y posteriormente tenemos oportunidad de revisarlos con detalle, eso lo retroalimenta a uno y lo re-dirige en el rumbo y desempeño correcto, ya que hasta de nuestros errores seguimos aprendiendo.
Es cierto lo que señala José M. Esteve: los profesores son como un regalo de Dios y los regalos no tienen precio.
Reflexiones sobre la Especialidad.
Como alumno de esta Especialidad, solo puedo decir que se nos está equipando con una gran cantidad de herramientas para poder cumplir con nuestra labor en las instituciones educativas; nunca me había percatado del gran ramillete de opciones de los que podemos hacer uso e ir haciendo de forma más organizada y planeada nuestra labor docente
Mis felicitaciones a todos ustedes profesores del grupo 200, de esta Generación 6.